jueves, 23 de octubre de 2025

Estado-Civilización como insubordinación fundante para los desafíos del siglo XXI

El siglo XXI nos muestra que los viejos esquemas de liberación nacional ya no alcanzan. Los movimientos anticoloniales que definieron el siglo XX, salvo en África donde muchos países continúan arrastrando el colonialismo, por ejemplo, francés, con sus consignas de independencia y soberanía formal, han perdido fuerza frente a un mundo donde el verdadero poder no se mide solo bajo la concepción del Estado-Nación moderno, sino en la capacidad de construir un proyecto de Estado-Civilización. Aquí es donde la teoría de la insubordinación fundante, desarrollada por Marcelo Gullo, se convierte en una herramienta esencial para entender —y transformar— la realidad de los Estados periféricos, para aspirar a un umbral de poder capaz de desafiar el imperialismo dominante, que corresponde al imperialismo depredador anglosajón.

Gullo, en La insubordinación fundante: Breve historia de la construcción del poder de las naciones, desmonta el mito de que el desarrollo es un regalo del sistema internacional. Su tesis se fundamenta en que solo aquellos pueblos capaces de combinar una insubordinación ideológica —romper con los relatos que justifican su subordinación— junto con un impulso estatal —políticas concretas de autonomía económica, cultural y política— logran trascender su condición periférica.

lunes, 20 de octubre de 2025

Contra la polarización utilitarista de la izquierda indefinida

La polarización que vivimos no es un fenómeno aislado, sino el síntoma de la decadencia de una época, ese Kali Yuga que el hinduismo describe como la . En este contexto, si la izquierda —tradicionalmente portadora de un discurso radical basado en la lucha de clases— participa activamente de esta polarización utilitarista (entendida como la instrumentalización de los conflictos sociales para obtener rédito electoral o mediático, sin voluntad de transformación estructural) lo que observamos no es una simple desviación, sino una rendición: una izquierda que, al renunciar a sus postulados esenciales, no solo ha perdido el rumbo, sino que transita en la confusión.

Lo que hoy llamamos "polarización" no es, en realidad, un conflicto espontáneo, sino el resultado de un proceso histórico en el que la izquierda, al abandonar su tradición de lucha de clases, se ha sumergido en una . Este giro responde a una estrategia de neutralización del conflicto real —aquel que enfrenta al capital y al trabajo— y su sustitución por una guerra cultural estéril, ruidosa pero incapaz de transformar las estructuras de poder.

Curtis Yarvin y el Neocameralismo: De la Ilustración Oscura de Nick Land hacia la tecnocracia

La obra de Curtis Yarvin (Mencius Moldbug) constituye el desarrollo sistemático de la crítica radical a la democracia liberal, reinterpretándola no como un sistema de emancipación (muy cuestionable), sino como mecanismo de dominación disfuncional. Sin embargo, su verdadero significado solo se revela al situarla dentro de lo que Nick Land denominó como la Ilustración Oscura (Dark Enlightenment), un movimiento anti-ilustrado que utiliza las herramientas de la razón contra los proyectos emancipatorios de la modernidad. Esta corriente comparte una intuición común. El proyecto ilustrado —emancipador, igualitario y progresista— habría agotado su potencial y degenerado en una forma de poder burocrático que neutraliza toda soberanía real.

Yarvin diagnostica el presente como dominado por "La Catedral" - una tríada burocrático-académico-mediática que genera un consenso de la modernidad incuestionable. Esta estructura —formalmente descentralizada, pero unificada por valores y discursos comunes— se legitima a sí misma en nombre de la razón, la ciencia o la moral pública, operando como un clero secular. 

El concepto de La Catedral dialoga con ideas previas. La “clase clerical” de Alain de Benoist, heredera del pensamiento gramsciano de hegemonía cultural, y la “clase managerial” descrita por James Burnham en The Managerial Revolution (1941). En ambos casos, se señala la consolidación de una élite administrativa y tecnocrática que sustituye la soberanía popular por la gestión impersonal de expertos. Yarvin retoma ese diagnóstico, pero lo lleva a un extremo ontológico. El poder moderno no solo administra, sino que moldea la realidad simbólica, definiendo lo pensable y lo impensable. De ahí que la oposición política, bajo regímenes liberales, sea apenas un ritual permitido por la propia estructura de control.

domingo, 19 de octubre de 2025

La caída de las puertas del templo

El templo, en su sentido más simbólico, representa el orden, la autoridad y las creencias que estructuran una sociedad, independientemente de si uno cree o no su doctrina a nivel personal. Sus puertas, por tanto, son el umbral entre lo sagrado y lo profano, entre lo oculto y lo revelado. Cuando estas puertas caen, lo que se desvela es la fragilidad de los sistemas que creíamos inquebrantables. Y ante esa imagen nos encontramos. Estamos ante la caída de las puertas del templo, es decir, la ritualización de la violencia, la manipulación mediática sin complejos y el uso del poder tecnológico para redefinir la realidad.

En términos straussianos, el templo representa ese orden teológico-político que da sentido a la comunidad. Cuando sus puertas caen, no se destruye solo una estructura, sino el principio mismo que sostiene la legitimidad del poder. La tecnocracia actual intenta sustituir ese fundamento trascendente por la autoridad de los datos. Autores como Nick Land han descrito este tránsito como la llegada de una Ilustración oscura, es decir, la fusión del capital, la técnica y la biopolítica en un poder que ya no necesita legitimarse, solo optimizarse. 

De Alain de Benoist a David Harvey: Críticas al Liberalismo

Para Alain de Benoist, el liberalismo es la ideología fundacional de la modernidad occidental, cuyo principio rector es el individualismo posesivo. Tal y como la define en Crítica del liberalismo este "es una doctrina filosófica, económica y política". Por lo tanto, estamos ante algo más que una teoría económica. Desde otras coordenadas, marxistas, David Harvey desarrolla una crítica al liberalismo a través de la actualización del concepto descrito por Marx la acumulación originaria, mediante la formulación de la acumulación por desposesión como una expropiación violenta de bienes comunes y derechos sociales.

El liberalismo, para De Benoist, reduce al ser humano a un átomo aislado, cuya única relación social significativa es el intercambio mercantil. Lejos de ser una liberación, disuelve los vínculos comunitarios orgánicos -las tradiciones, las culturas populares, las identidades colectivas- y los sustituye por un universalismo abstracto que homogeniza las diferencias. Para llegar ahí, el liberalismo convierte todo en una mercancía: desde los bienes culturales hasta las relaciones humanas. La "diversidad" que propone el liberalismo, según De Benoist, en realidad esconde una uniformización global bajo el patrón de consumo anglosajón.

David Harvey, por su parte, aborda la crítica al liberalismo desde la tradición marxista, centrándose en su expresión contemporánea: el neoliberalismo. En su ensayo El “nuevo” imperialismo: acumulación por desposesión, Harvey desarrolla el concepto de acumulación por desposesión como una actualización de la "acumulación originaria" descrita por Marx. Según Harvey, el capitalismo no solo se reproduce mediante la explotación del trabajo en la producción (la reproducción ampliada), sino también mediante la expropiación violenta de bienes comunes y derechos sociales.